Ya son 20 años de conflicto en Afganistán, en los cuales la acción del gobierno ha estado facilitando la corrupción, no se han cumplido las promesas y junto a una constante presencia de fuerzas extranjeras en la zona, ha ido contribuyendo a un caldo de cultivo perfecto para que los talibanes recobraran poder y respaldo social. Todo ello sin olvidar la tremenda brecha entre las zonas rurales y la capital del país.