Revista Tiempo de Paz 139 | NUEVOS TIEMPOS, VALORES Y PARADIGMAS

Número: 139
Periodo: Invierno 2020
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Decía Antonio Machado “caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”.

En la vida de la Humanidad se siente la necesidad de una urgente reforma, pues se observa la crisis sistémica a la que nos ha llevado la evolución del mundo en los últimos siglos. Ha nacido el síndrome de una nueva era que permita, a través de un nuevo orden, establecer las bases de un mundo mejor. Cualquier cambio de esa naturaleza es difícil en un mundo que vive en una gobernanza (y en un desgobierno) carente de piloto y sin una centralización del poder, lo que no contribuye a promocionar los bienes públicos globales ni el interés general de la humanidad.

 

 

En este primer tercio del siglo XXI con la pandemia, el debilitamiento del Estado y de las organizaciones internacionales, en definitiva, de las Instituciones, la pérdida de peso de la Unión Europea, el incremento de la riqueza pero también de la desigualdad, la crisis económica, la crisis ecológica y la crisis social, la emergencia de nuevos actores transnacionales y de nuevas potencias internacionales (como China o India, entre otras) y, sobre todo, la toma de conciencia de nuestra vulnerabilidad han llevado a plantear si este mundo puede sobrevivir a sus propias contradicciones y a su propio sistema económico depredador de recursos naturales no renovables y de la biodiversidad.

El objetivo central de este monográfico ha sido el de reflexionar sobre el estado de nuestra civilización y sobre cómo afrontar cambios importantes para responder a los desafíos. Se encargó a Fernando Prats, arquitecto y vicepresidente del Foro de Transiciones, que realizase una propuesta de concepción del número. Más que apostar por las soluciones a los problemas el sentido del número era invitar a personas que pudiesen tener una posición y un diagnóstico de la situación de la civilización, así como ideas alternativas al mundo actual que pudieran hacer vislumbrar nuevas direcciones y nuevos caminos. Y ello porque el planteamiento de este número es el de ser un espacio para la reflexión crítica sobre la situación de la civilización contemporánea.

La mayoría de los autores piensan que estamos ante una gran crisis de civilización que habría que afrontar sin más dilación. El coordinador considera que hay que afrontar un colapso civilizatorio, del que se habría empezado a tomar conciencia en los años setenta por el desbordamiento de los sistemas de la biosfera y la sucesión de crisis en la humanidad, que debieran hacer reformular las aspiraciones y también el paradigma del capitalismo, y repensar el futuro.

En todo caso, reflexiona Carlos Álvarez Pereira, del Club de Roma, el futuro es un terreno más desconocido que nunca, y estamos en un punto que puede ser umbral o callejón sin salida; y lo desconocido no puede ser enseñado: hay que explorarlo primero.

María Novo, directora de la cátedra Unesco de la UNED, considera que hay que examinar los errores para “deconstruir” y “reconstruir” el paradigma que sustenta al mundo occidental, caminando desde otra cosmovisión (paradigma civilizatorio).

También parte en su análisis del fracaso civilizatorio, Jorge Riechmann de la UAM, con perspectivas de colapso ecosocial y de extinción humana, en el que paradigmas como el desarrollo sostenible ya no serían creíbles y se haría necesario repensar las estructuras sociales, los valores básicos y las cosmovisiones.

Los planteamientos críticos que buscan un cambio radical no transforman per se la realidad, pero permiten tomar conciencia de la crisis. La frase la vida es aquello que va sucediendo mientras estás ocupado en hacer otros planes se atribuye a John Lennon y bien pudiera recordarse en este número pues gran parte de los artículos son tan radicales que probablemente no podamos verlos reflejados en el corto plazo en las políticas públicas estatales, europeas e internacionales. Pero no hay que olvidar que los visionarios contribuyen a cambiar la realidad. El trabajo de Kant en su Ensayo sobre la paz perpetua, escrito en 1795, mientras España y Francia firmaban la paz de Basilea sería inspirador para la creación tanto de la Sociedad de Naciones como de las Naciones Unidas y para la prohibición del uso de la fuerza en las relaciones internacionales. Muchas utopías del pasado se han encarnado en realidades del tiempo presente, como las Organizaciones internacionales, los tribunales internacionales o el reconocimiento universal de los derechos humanos.

Este número aborda el futuro desde la utopía, lo cual no es un mero entretenimiento intelectual, sino que permite contribuir a ir tomando conciencia de la realidad para transformarla de manera más imperfecta y humana a la soñada. En todo caso es una idea compartida de muchos autores dar un giro de timón a la humanidad.

Otros autores aportan ideas de cambio y de transformación, como Carmen Madorrán, de la UAM, que aboga por la utopía real para ampliar horizontes en un presente cegado como el

nuestro y hacer frente a grandes transformaciones, pensando en otra manera de organizar la sociedad para que sea justa y sostenible. O, last but not least, Juan Antonio Gimeno, Antiguo Rector de la UNED, propone importantes y necesarias medidas para rejuvenecer el estado del bienestar.

Yayo Herrero, antropóloga y ecofeminista, considera que estamos en una crisis de civilización cuya solución exige actuar sobre las raíces estructurales que serían el crecimiento indefinido en un planeta con límites finitos y el reparto injusto de las consecuencias del modelo. En la misma línea, Emilio Santiago, profesor de Filosofía en la universidad de Zaragoza, llega a la conclusión de que si el siglo XXI quiere superar el examen adaptativo radical de la crisis ecológica, debe convertirse en el siglo de la victoria y la consolidación definitiva de la idea más revolucionaria que hemos concebido en los últimos 2.000 años: la de la igualdad humana.

Cristina Monge, profesora de sociología de la Universidad de Zaragoza y asesora de Ecodes, considera la necesidad de renovar el contrato social, cambiando el papel de los actores tradicionales. Carlos Giménez Romero, catedrático de antropología en la UAM y director de Demos paz, aporta ideas centrales sobre el cómo hacerlo, dando ideas fuerza como la de unidad y no sólo diversidad, el pluralismo frente al populismo, el universalismo, o la persona en comunidad etc.

Manuela Mesa, directora de Ceipaz, propone medidas para reforzar los derechos humanos en el mundo actual. Y Santiago Alvarez Cantalapiedra, Director de Fuhem ecosocial, considera que la combinación capitalismo, ciencia y tecnología han alterado las condiciones de vida humana en el planeta de manera tal, que ha llevado a una crisis que plantea grandes desafíos que no están siendo adecuadamente respondidos.

Por último, Sergio Martínez Botija, doctorando de la UAM, aborda el concepto de transhumanismo, como movimiento que pone en valor el uso de la ciencia y la tecnología para mejorar la especie humana hasta llegar a trascenderla. Y Maite Serrano, Directora de la Coordinadora de ONGs para el Desarrollo, considera que ante la evidencia del colapso económico-social del sistema, la transformación hacia una transición justa que ponga la vida en el centro es posible por el apoyo de la población.

En el mismo sentido Fernando Cembranos Díaz, psicólogo social clínico, propone deconstruir la cultura de la tierra actualmente existente y plantea siete nuevos ejes para ir hacia un mundo sostenible ecológica y socialmente, lo que exigiría un replanteamiento global.

Creemos que el resultado es un número muy interesante intelectualmente en cuanto que aporta ideas para el futuro. Son semillas que pueden fructificar en mayor o menor medida pero que sin duda van a ir haciendo camino en un sentido más solidario y sostenible. La complejidad de los factores y la dispersión del poder hace imposible presagiar el alcance de las  transformaciones en un momento de incertidumbre. Decía R. J. Dupuy que el paso de un orden a un nuevo orden pasa por un cierto desorden. Tal vez el momento civilizatorio en que nos encontramos sea el de una gran incertidumbre frente al que las ideas, las reflexiones, las aportaciones para un nuevo mundo son bienvenidas.

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