La iniciativa nace ante un problema cada vez más notable: el impacto negativo que en ocasiones puede tener el uso de Internet y las redes sociales en los menores de edad.
Hay una gran preocupación sobre los riesgos que afrontan niños, niñas y adolescentes en estos entornos, al utilizar servicios diseñados por y para personas para adultos, que pueden afectar a su socialización y potenciar posibles problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión, y facilitar situaciones de violencia como el acoso escolar y sexual.
Además, los dispositivos móviles se han convertido en una puerta a contenidos pornográficos, lo que genera una banalización de las relaciones sexuales, sexualización precoz y exposición a contenidos inapropiados. Por último, también nos preocupa seriamente la captación masiva de datos de los menores, con vistas a su perfilado para la venta a terceros con fines publicitarios.
Ante esta situación, hemos consensuado una serie de medidas que inciden en la necesidad de asumir el problema.
- Formar a los profesionales para afrontarlo
- Desarrollar la legislación vigente para que todos los actores implicados asuman su responsabilidad en la necesidad de un entorno digital que no dañe a una población vulnerable, como son los niños y los adolescentes.
Se trata de unas medidas de base, que serán presentadas a los diferentes partidos políticos con vistas a la próxima legislatura.