En 2021, a escala mundial, el 35% de las mujeres ha experimentado alguna vez violencia física o sexual por parte de una pareja íntima, o violencia sexual perpetrada por una persona distinta a su pareja y, cada día, 137 mujeres son asesinadas por miembros de su familia. En España, en lo que va de año, 37 mujeres han sido asesinadas a manos de sus parejas o exparejas; 24 menores de edad se han quedado sin madre; cinco menores han sido víctimas mortales de la violencia vicaria que se ejerce sobre las mujeres y, desde el año 2003, 1.118 mujeres han sido víctimas mortales de esta violencia en España. Estos feminicidios y violencias, sexuales y físicas, las más visibles, son tan solo la punta del iceberg de un fenómeno que obstaculiza a las mujeres y niñas en diferentes ámbitos como la participación social, política, económica, y laboral y limita su acceso a derechos básicos como la educación, la salud o la alimentación, entre otros.De estos datos se concluye que la violencia contra las mujeres no es fortuita ni casual, esta violencia es la expresión y la consecuencia más radical de las desigualdades históricamente establecidas entre mujeres y hombres, que la sociedad patriarcal, machista y racista, se encarga de imponer. La violencia machista es una violencia estructural que no responde a características ni casos individuales o hechos aislados, sino que es el resultado de los mecanismos socioculturales y personales que hacen que la violencia se produzca y se mantenga de forma tóxica y recurrente en la sociedad.Hacer sonora esta distinción permite priorizar la exposición de los contextos y situaciones en las que las mujeres siguen siendo subordinadas y maltratadas por ser mujeres y no hombres. Al mismo tiempo, permite visibilizar la trayectoria de lucha por la igualdad que han realizado las mujeres y las niñas durante la historia y expone la necesidad de avanzar en derechos para que haya justicia y no se retroceda ni un paso en lo que ya se ha conquistado.Por eso hoy se reclama una posición privilegiada de la lucha por la eliminación de las violencias hacia las mujeres y las niñas en las agendas políticas, económicas y sociales, a la vez que se reivindica una movilización social y una implicación verdadera de aquellos sectores de la sociedad global que hasta ahora se han visto beneficiados del detrimento de las mujeres.La igualdad no debe dejar de recibir atención y esfuerzos puesto que es una cuestión de democracia plena, justicia, desarrollo y paz.En el Movimiento por la Paz -MPDL- trabajamos por la eliminación de las violencias machistas, especialmente en los lugares en los que actuamos, España y 11 países de América Latina, África y Oriente Próximo. No podemos esperar más y no cesaremos de repetir: sin nosotras no habrá paz.